(Por diversión)
Un Diablo convidó un Cura
a cantar por sus patrones:
afinan sus guitarrones
y prueban la entrastadura.
El sacerdote se apura
a cantar por Jesucristo;
el otro, que estaba listo,
contesta por Lucifer,
continúa por Luzbel
y termina por Mefisto.
El Cura, medio mosqueado,
improvisa una espinela
burlándose de la espuela
que le falta al Condenado.
El Diablo, que es aniñado,
ligerito se acalora
y dice con voz sonora:
¡no me vengai con macanas,
porque andai con la sotana
disfrazado de señora!
El Cura por San Gustavo,
y por El que hizo la luz;
el Diablo por Belcebú,
“porque es el más encachado”.
El Cura, ya está quemado
con el Malo y su argumento,
quiere cambiar instrumento
y cantar a lo Divino.
Pero el Otro es muy ladino,
y no cambia el fundamento.
Cantaron toda la noche,
los pilló el amanecer,
y luego al atardecer
seguían metiendo boche.
Cantaban por troche y moche
con sus dimes y diretes
el Cura con sus motetes
y el Diablo con su refrán;
de tan curados que están
se fueron a los puñetes.
El Diablo, rojo de vino,
ya no sabe lo que dice,
mientras el Cura maldice:
“¡que paren el remolino!”.
Canta el Diablo a lo Divino
y el Cura por el Averno,
El Diablo se siente enfermo
y el Cura se cae al suelo.
El Malo se fue pa’l cielo
y el Bueno para el Infierno.
Imagen: El demonio sosteniendo el misal a San Wolfang.
Pintura de Michael Pacher (1435-1498)
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