Yo era cliente frecuente
de una gran cafetería:
buenos productos tenía
y atendía bien su gente.
Era un café diferente
que tenía otro sabor;
además era mejor
el ambiente que reinaba
y también se destacaba
lo limpio del mostrador.
Pero un día, en la pelada,
el mozo que me atendía
(y al que tanto conocía)
me mandó una cachetada.
De manera descarada
me miró muy sonriente
y me dijo el insolente:
“es que cambiaron las normas
y esta es la nueva forma
de atender a los clientes”.
De inmediato reclamé
al director de la casa
y me dijo: “lo que pasa
–para que lo sepa usted–,
es que nos llegó un café
que nos auspicia por menos;
pero exige que tenemos
que dar una cachetada
a la clientela pelada
que habitualmente atendemos”.
“Ahora, si no le gusta,
nadie lo obliga a venir
y no voy a discutir
si la medida es injusta.
Por lo pronto, no me asusta
que se vayan los clientes
tengo un respaldo pudiente
que me trata como socio.
Si le gusta mi negocio,
aguante el inconveniente”.
Se fue tras el mostrador
rumiando su sinrazón;
sabiendo de corazón
que cometía un error.
Pero el orgullo es peor
y cegando voluntades,
oculta las necedades
con payasadas de circo;
por eso te digo, Mirko:
¡mal eliges amistades!
Nota del Editor:
Como dijo Don Pablo, "explico algunas cosas", porque al parecer resultó medio hermética la cosa:
Hace algunos días, al ingresar al diario electrónico El Mostrador, a pesar de su línea de "periodismo libre", uno se encontraba con un inmenso aviso de Hidroaysén, empresa que instalará represas en esa zona (eso ya está cocinado). El 98% de los lectores de El Mostrador enviaron reclamos por la lectura obligada de este aviso (y de cualquier otro que lo reemplace). El Director, señor Mirko Macari, respondió editorialmente lo que se resume en: si le gusta bueno y si no también.
De ahí salió esta parábola, ya que los comercios o servicios no pueden obligarnos a aceptar condiciones antojadizas que nada tenga que ver con sus servicios o productos.
1 comentario:
Genial. Felicito cordialmente esta creacion que habla de identidad y es auténtica.
Es un remanso, el ingenio chileno no se ha perdido, hay en este pais, algunos creadores inteligentes, comprometidos con lo nuestro.
la lira popular virtual, me interpreta plenamente.
Felictaciones y augurios.
Jorge Cáceres.
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