domingo, 24 de junio de 2012

DONDE SE EXPONE LO ACONTECIDO DURANTE LOS RECIENTES RITUALES DE LA NOCHE DE SAN JUAN; CUÁLES FUERON SUS FINALIDADES Y QUIÉNES PARTICIPARON DE ELLOS.


Es la noche de San Juan.
Es la noche de las brujas.
Se reúnen los granujas
ahí en el Caupolicán.
Un homenaje a Satán
le tienen organizado;
como si fueran soldados
los diablos entran marchando;
adentro están proyectando
la imagen del Condenado.

Se encarama en el estrado
un diablo bigote blanco,
mientras le cuidan los flancos
dos diablos mal encachados.
Adelante están sentados
los demonios deleznables,
con sus galas y sus sables,
mientras en la galería
cloquea la brujería
invocando al Detestable. 

Pa’ proteger la diablada
el Intendente del Cielo,
en un exceso de celo,
dispuso una guardia armada.
La gente estaba alarmada
y al borde de la paciencia:
sospecha que hay connivencia
del Cielo con el Infierno
al permitir que el averno
invoque a la Providencia.

El diablo, con frases hechas,
va exaltando a la platea:
Una diabla vieja y fea
se está sacando las mechas.
Después va nombrando fechas
donde mezcla las gloriosas
con aquellas injuriosas
que recuerdan al Maldito
y pa’ acabar este rito
cantan la Segunda Estrofa.

lunes, 11 de junio de 2012

DONDE SE NARRA LA VERA HISTORIA DE LA TORRE DE BABEL; LO QUE ALLÍ SE DISCUTIÓ, Y EL DESTINO FINAL DE AQUELLOS DESGRACIADOS.


...Y se armó la discusión
en la Torre de Babel;
altiro saqué un papel
pa’ consignar la cuestión.
Les haré la relación
de manera muy escueta:
Sacándose la chaqueta
se levantó un santiaguino
diciendo en lenguje fino,
“que se llama Marraqueta”.

Ahí se encendió la cosa:
se confundieron las lenguas,
hubo discursos sin mengua
con arengas injuriosas.
La situación, peligrosa
vino a ponerse después,
cuando se puso de pié,
de Talca el representante,
y exclamó con voz tonante:
¡que se llama Pan francés!

¡Ardieron Troya y Cartago,
se paró la construcción
y no faltó la ocasión
pa’ alentarse con un trago!
¡Ay, que día tan aciago!
Todos tomaron partido
por un nombre indefinido,
y vino el acabo ‘e mundo:
gritó un porteño iracundo
“¡Que se llama Pan Batido!”

“No discutan tonterías”,
dijo un chilote genuino;
lo mismo dijo un pampino
que de Calama venía.
Mas, la querella seguía
por caminos veleidosos;
entonces pasó un rotoso
con un canasto vendiendo:
“¡pa’ qué siguen discutiendo,
habiendo hallulla y chocoso!”

Fue grande la pelotera,
pues ganó la confusión;
el Señor cerró el portón
y se acabó la lesera.
Los echó a todos pa’fuera,
de clausura puso aviso,
y ahora en Valparaíso
hay dos Cámaras Parlantes,
repletas de diletantes
que no arreglan el panizo:*


Arreglar el panizo. En Chile: solucionar un problema. 

domingo, 3 de junio de 2012

EN LA QUE EL AUTOR –PARA INFORMAR A SUS LECTORES– RECURRE A SU ESCASA MEMORIA RECORDANDO ANTIGUAS COSTUMBRES Y DICHOS QUE LA "MODERNIDAD" IGNORA


Hay costumbres y fonemas
que ya han caído en desuso;
así, de modo confuso,
las presento en este esquema:
Ya no bautizan Zulemas
ni tampoco Doralisas;
no hay alforza en las camisas
ni bombacha con bastilla;
tampoco van las chiquillas
con velo para la misa.

Nadie le teme a los rusos,
tampoco al viejo del saco,
ya nadie sabe del Raco
ni de las lluvias a chuzo.
Mi pescadero compuso
los huesos de los vecinos:
A falta de un buen choapino
siempre bueno fue un gangocho.
Cacharpeados pa’l dieciocho
partíamos pa’l Causiño!

Ya no se usa la enagüilla,
ni se enciende un buen brasero;
la guagua con ombliguero,
bien envuelta en la mantilla.
No se usan las colillas
cuando duele la cabeza;
ni lavar ropa en l’artesa,
con el agua de quillay,
o los trenes a LlayLlay
que mataban la tristeza.

Ya no se pela a los reos
ni tampoco al colegial
(tratándolos por igual,
los soltaban al recreo).
Ya no se usa el guarda-peos
(con permiso del lector)
ni se desarma el colchón
pa’ darle guasca a la lana
para así, blanda la cama,
‘ta lista pa’ la función.

Poco se usan los visillos,
mucho menos, los postigos,
las galochas, los abrigos
o botón en los fundillos.
Los soquetes al tobillo,
suspensores con botón
y de sombrero, un morrión
que modera los coscachos
y también los raspacachos
al jugar paco-ladrón.

No se usa la bacinica
(también llamada pelela)
ni candelabros con velas
ni comprar en la botica.
No se oye a Lucho Gatica
tampoco al cuate Negrete,
los chistes de Firulete
ni las comedias radiales.
Añoro aquellas pascuales
fiestas, tirando cuetes.

Los pungas del vecindario
eran nuestra policía:
ningún fuerino podía
cogotear en nuestro barrio.
Pocos tenían canario,
muchos, su gallinero, 
y molí con mucho esmero
el chancado pa’ los pollos,
en una piedra con hoyos 
que le llamaban mortero.

Ya no se ve el trolebus
ni relojes de bolsillo;
ya no quedan conventillos
ni puertas con tragaluz.
No se raciona la luz,
carne, leche o lo demás,
ni le vienen a avisar 
que tiene usted telegrama,
o que llegó, pa’ las damas,
el Polvo de Solimán.

Ya no hay carbonerías
ni se conoce el emporio,
las manguillas de escritorio,
tampoco las mercerías.
La góndola que tenía
mi abuelo, pasaba en pana.
Te llevaban a la cana
si estrilabai contra el pulpo.
La harina pa’ hacer el ulpo
se tostaba en la callana.

Les corrían sus coscachos
a los cabros palomillas
que s’iban a la capilla
gritando: ¡Pairino Cacho!
Y por montarse en el macho
le aforraron un moquete
a un gancho muy re catete
que andaba botado a pucho;
un soplamocos muy ducho
lo dejó como un paquete.
  
No se juega tres hoyitos,
no se conoce el emboque,
¡qué decir del palitroque
del trompo o de los chirlitos!
Los pavos y chonchoncitos
están pasando a la historia;
descansarán en la Gloria
igual que l’ hachita y cuarta.
Ahora es tiempo que parta
a encambuchar mi memoria.