lunes, 11 de junio de 2012

DONDE SE NARRA LA VERA HISTORIA DE LA TORRE DE BABEL; LO QUE ALLÍ SE DISCUTIÓ, Y EL DESTINO FINAL DE AQUELLOS DESGRACIADOS.


...Y se armó la discusión
en la Torre de Babel;
altiro saqué un papel
pa’ consignar la cuestión.
Les haré la relación
de manera muy escueta:
Sacándose la chaqueta
se levantó un santiaguino
diciendo en lenguje fino,
“que se llama Marraqueta”.

Ahí se encendió la cosa:
se confundieron las lenguas,
hubo discursos sin mengua
con arengas injuriosas.
La situación, peligrosa
vino a ponerse después,
cuando se puso de pié,
de Talca el representante,
y exclamó con voz tonante:
¡que se llama Pan francés!

¡Ardieron Troya y Cartago,
se paró la construcción
y no faltó la ocasión
pa’ alentarse con un trago!
¡Ay, que día tan aciago!
Todos tomaron partido
por un nombre indefinido,
y vino el acabo ‘e mundo:
gritó un porteño iracundo
“¡Que se llama Pan Batido!”

“No discutan tonterías”,
dijo un chilote genuino;
lo mismo dijo un pampino
que de Calama venía.
Mas, la querella seguía
por caminos veleidosos;
entonces pasó un rotoso
con un canasto vendiendo:
“¡pa’ qué siguen discutiendo,
habiendo hallulla y chocoso!”

Fue grande la pelotera,
pues ganó la confusión;
el Señor cerró el portón
y se acabó la lesera.
Los echó a todos pa’fuera,
de clausura puso aviso,
y ahora en Valparaíso
hay dos Cámaras Parlantes,
repletas de diletantes
que no arreglan el panizo:*


Arreglar el panizo. En Chile: solucionar un problema. 

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