sábado, 23 de abril de 2011

EN LA QUE SE DESCRIBE CON CIERTA PRECISIÓN, LAS ACTIVIDADES DE ALGUNOS CHILENOS EN LOS DÍAS DE SEMANA SANTA











¡Ya llegó Semana Santa,
todo el mundo pa’ la playa!
el bronceador, la toalla
y una sed en la garganta.
Hay algunos que adelantan:
desaparecen el jueves;
y si el negocio se mueve,
otro va a hacer el trabajo,
pues si hay que pelar el ajo,
para eso está la plebe.









El viernes, como no hay misa,
se organiza un picoteo,
revisando chistes nuevos
todos mueren de la risa.
Mientras Jesús agoniza
en la cumbre del calvario,
‘tá de fiesta el vecindario,
las radios no hacen el duelo
y no entienden los abuelos
las piluchas en los diarios.

Sábado. Ya se conoce:
desayuna en la cama,
lee El Mercurio en pijama
y parte a la misa ‘e doce.
Todo el mundo se conoce,
y el ámbito parroquial
es pa’ hacer vida social
o algún trato lucrativo.
A la una, aperitivo,
ostras, mero, bajativo,
porque es fiesta de guardar.











El domingo, su asadito
para no perderlas todas,
y como está tan de moda,
hay que buscar los huevitos.
Un pequeño coctelito
para entonar el almuerzo,
pues después de tanto esfuerzo
uno merece un ¡salud!
Y del que estuvo en la Cruz,
¡si te he visto, no me acuerdo!

Así se van estos días
de tanto recogimiento:
que nadie diga que miento
ni qu’esto es una diatriba.
¿Y qué quisieran que escriba
sobre estos días sagrados?
Pa’l creyente son feriados,
pa’l ateo son de fiesta,
pa’l gobierno son de encuesta
y el Cristo sigue exiliado.

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