Hay que hacer un movimiento
de indignación nacional,
que de forma transversal
canalice el descontento.
El gobierno y parlamento
ya se han vuelto anti chilenos
y es momento que tomemos
este toro por las astas
diciéndoles que ya basta
de negociar con lo ajeno.
Hace ya cuarenta años
que vemos las mismas caras,
haciendo movidas raras
sentaditos en su escaño.
Que nadie se mueva a engaño:
ellos han sido mandados
por todo el electorado
para el bien de este país,
y nos vemos hoy, aquí,
con el país empeñado.
Vendieron los ventisqueros,
después vendieron el agua;
también fueron a la fragua
nuestros recursos pesqueros.
¡Las semillas las vendieron!
¡nuestra fuente de alimento!
¡No importa ya su pensamiento
político, ciudadano:
sólo el pueblo es soberano
pa’ limpiar este excremento!
¿Qué pasa si usted no vota?
Pues, lo podrían multar...
¿Y si nadie va a pagar
nos encierran en patota?
No seamos la pelota
de esta política vil:
desobediencia civil
es lo que Ghandi enseñó,
y el país no sucumbió
ni se salió del carril.
Como dijo Nicanor:
Izquierda y Derecha, unidas,
ya jamás serán vencidas
... si es que actúan con honor.
¡No obediencia! es el clamor
de la masa ciudadana
pues la fuerza soberana
reside sólo en nosotros;
no demandemos a otros
construir mejor mañana.
Hay que hacer un movimiento
político sin políticos;
hacer ciudadanos críticos
que actúen con fundamento.
Un pueblo con pensamiento
que busque el bien general,
que tenga como ideal
un país con buen destino,
amable con sus vecinos
y con su pueblo, leal.
Es el tiempo de soñar,
de volver a la utopía;
¡no tengai miedo, María,
lo mejor 'tá por llegar!
Le tenemos que quitar
el mandato al enquistado
en esos altos estrados
volviendo a la democracia,
y llenándonos de gracia,
volver a ser escuchados.
"La desobediencia civil es una forma de disidencia política desarrollada especialmente por los movimientos en defensa de los derechos civiles y políticos. Consiste básicamente “en una quiebra consciente de la legalidad vigente con la finalidad no tanto de buscar una dispensa personal a un deber general de todos los ciudadanos (objeción de conciencia), sino de suplantar la norma transgredida por otra que es postulada como más acorde con los intereses generales. Intereses que, no obstante, han de ser identificados a través de un procedimiento democrático de formación de la voluntad”. Wikipedia
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