martes, 4 de enero de 2011

DONDE SE HACE UN RECUENTO DEL AÑO 2010 Y SE DESEA UN PRÓSPERO AÑO 2011














Ya se nos fue el dos mil diez,
(raro fue y extraordinario):
ardieron los presidiarios,
salieron los treintitres.
Tampoco se olvide usted
del caso de la Quintrala,
que mandó correrle bala
a su propia parentela;
y que prohibe la escuela
que se haga Historia en la sala.

Contados fueron los votos:
se eligió un nuevo gerente;
un terremoto potente
seguido de maremoto,
en este país remoto
dejó mudo a Chile entero.
Los celulares: un cero,
y otro tanto para el SHOA.
Sin saber que está la escoba
la ONEMI se quedó en cueros.











Por suerte que el año once
promete ser diferente:
ya prepara el Intendente
unas frases para el bronce.
Se dice que para entonces
se acabará la pobreza
y tendremos en la mesa
pan, poroto y chuletas.
Sobrarán las marraquetas
y los jarros de cerveza.









Los cabros sabrán sacar
las cuentas en la pizarra,
no saldrán nunca de farra
ni tampoco a protestar.
Tampoco querrán faltar
a las nuevas bibliotecas
porque todos tendrán becas
y estarán abarrotadas;
Y pa' colmo, a la rotada
no va a gustarle la cueca.














En dos mil once, (se dice),
seremos país bilingüe:
hablarán lenguas en Ninhue
en Arica y Las Perdices.
Contratarán unas misses
pa' enseñar a decir: "yes";
ya en noviembre, a fin de mes,
nadie hablará en castellano.
Con un diploma en la mano:
"yes, I´m sorry, very well".

Me despido, finalmente,
saludando a sus mercedes,
para que tengan ustedes
un año bueno y decente.
Que sea como la gente
y no como el año diez;
que no se mueva otra vez
la tierra como en febrero
y que traiga el año entero
poco ruido y mucha nuez.

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